La luna llena se alza serena sobre el inmaculado cielo estrellado, ha pasado un cuarto del ciclo lunar y en el pequeño hogar de John se restablecen tanto Aura como el pequeño niño rescatado, la habitación es un mar de ronquidos y respiraciones agitadas que se mezclan noche a noche con las canciones del anciano y el pasar de las páginas de sus numerosos libros.
En la mañana del octavo día después del ritual, un rayo de luz se filtra con sutileza por los amplios ventanales de la habitación despertando a Aura, lentamente abre sus ojos y en ese lapso de inconsciencia que sigue al sueño reconoce el espacio que la rodea, la piedra de tonalidades azules de la habitación contrasta con los coloridos tapetes y cortinas que adornan el hogar, y los amplios ventanales con diseños geométricos proyectan sus sombras sobre los cobertores generando patrones alucinantes.
La cabeza de la jovencita es un desastre, esta mareada y necesita agua, mientras se levanta buscando el baño, y apoyándose en los muros para no caer comienza un lento recordar de los hechos antes de desmayarse, recuerda la angustia y el miedo, lo cual solo empeora su malestar; al llegar al lavabo visualiza también al niño descansando apaciblemente en una cama provisional bajo la ventana más alta. Después de enjugar su cara y de beber sendos tragos, sus instintos maternales vencen el miedo y decide ir por el pequeño antes de preocuparse por la tormenta, o el pueblo en general.
Aura instintivamente hace un análisis de la situación del menor, es un niño bastante guapo, para ser justos, un poco delgaducho para su edad, probablemente 6 o 7 años, pero al parecer saludable, tras medir su temperatura y aplicar una curación básica su padre aparece en el umbral con una taza de té en la mano y una mirada reprobatoria en su rostro.
- No deberías estar despierta...
Aura sabe que eso es cierto, el descanso es el mejor aliado en una curación, sin embargo ella continua examinando al niño, puede que su cuerpo necesite un descanso pero su mente necesita mantenerse ocupada, no puede permitirse caer en el miedo y la preocupación, no puede fallarle a su pueblo. Con el ceño fruncido y después de respirar profundo tres veces finalmente logra articular.
- Se aproxima una tormenta, algo grande sucederá ...
John no se sorprende, su hija solo realizaría aquel peligroso ritual de protección si presintiera un gran peligro para su pequeña sociedad, pero en ese momento debe acallar su altruismo y liderazgo y es su condición de padre la que le responde.
-No tienes que ir tan pronto al templo ... No puedes hacerlo Aura!
...
La mañana sin embargo transcurre sin novedades, la terquedad de Aura se hace presente en su decisión de marchar al templo y a mediodía el pequeño extranjero despierta, sus grandes ojos oscuros parecen querer abarcarlo todo en un instante, y al sentirse perdido como cualquier otro infante empieza a llorar con lagrimas y berridos fuertes y abrumadores. Finalmente entre gemidos y susurros y al ver que nadie le presta atención el pequeño niño termina quedándose dormido de nuevo.
Algunas horas después John regresa a casa y decide despertar al pequeño ruidoso, todos los habitantes de la parte norte de Lore le anunciaron a su paso el despertar de la pequeña bestia llorona y por esto el anciano llega prevenido con un plato de comida ondeando como bandera de paz, con curiosidad y muerto de hambre el niño arrasa con los alimentos y pide agua mientras John le examina, como no parece necesitar mas medicinas ni curaciones el siguiente paso habitual con los enfermos es hablarles y proporcionarles una forma de volver a casa. Es mandato del consejo que ningún extranjero permanezca en Lore y aunque Aura y su padre se han acostumbrado a su presencia en la casa el enano de ojos grandes debe irse.
-Hola niño, ¿cómo te encuentras?
Una mirada desorientada es todo lo que consigue como respuesta. Al parecer el pequeño habla otro idioma, incluso es posible que no hable ninguno. Sin embargo John no se preocupa y armándose con paciencia infinita empieza de nuevo.
-Hello? ... Bonjour... Ciao?
John es un ciudadano honorario de Lore, un extranjero aceptado en la comunidad hace bastante tiempo , por esto no solo habla la lengua antigua, el dialecto de las runas, antes de llegar a la villa y conocer a su difunta esposa viajó por todo el continente como un explorador del imperio. Habla perfectamente las lenguas latinas y muchas de las lenguas barbáricas que se deforman en las regiones de Britania, Galia e Hispania. Ésta es una de las razones por las que el consejo lo considera de gran utilidad para la comunidad y el motivo esencial de su trato ... preferencial.
Sin embargo después de intentar en los distintos dialectos que conoce ojos grandes, como llama John al niño, no parece entenderle. Su rostro infantil demuestra curiosidad pero su frente surcada por 3 lineas y su ceño fruncido resaltan su incomprensión. Con señas el anciano le pide al niño que hable y tras unos segundos de espera logra que de su boca salgan unos incomprensibles sonidos que más parecen gruñidos.
John intuye que es un saludo y aunque no es un idioma que domine, asume que ojos grandes proviene de algún lugar lejano, finalmente arreglan su comunicación con dibujos y descubre el entusiasmo del menor y su gran habilidad artística mientras le invita a dar un paseo por los jardines
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