"El amor no es ciego! eso son patrañas... el ciego es usted que sigue pensando que el amor existe Imbecil!."
Claudia con sus rizos oscuros alborotados por la ventisca miraba desafiante al pobre y atolondrado humano que había pensado en conquistarla con un piropo rebuscado y una mirada insinuante.
Como si Claudita fuera una mujer cualquiera, mejor aún (antes de que ella me golpee a mi) como si alguna mujer cayera ante tan humillante "intento de seducción" ... Pero lo importante en esta historia ni siquiera es lo que le dijo, o la forma en que el viento jugaba con el vestido rojo que la atrevida muchacha usaba con descaro en noches como esa, cuando la luna y ella se disputaban la atención de los soñadores.
Lo que es realmente importante es lo que pasaba por la mente de aquella doncella indómita, esa llama visible en sus ojos ámbar escondía en realidad una picada en su corazón ... o su estómago, donde fuera que se alojara tal molestia no la dejaba concentrarse en sus acciones, admirar el paisaje nocturno o simplemente evitar que el odio que sentía hacia el genero masculino se desbordara justo en ese momento.
Sí, era odio lo que sentía, porque sólo cuando has amado tan intensamente como para morir por ello es que entiendes lo que significa el odio en esa misma proporción, a fin de cuentas ambas son caras de una misma moneda llamada vida. Sus altos tacones resonaron al cruzar la avenida a paso apresurado (pero sin perder la clase por supuesto) buscando un taxi que la alejara de aquella zona concurrida y le permitiera llegar a casa a pelear con la luna, la almohada o su sombra.
El trayecto no tuvo importancia o perturbación alguna, el taxista parecía ser un hombre inteligente (¡un milagro!) y entendió tan pronto la vio subirse al auto que no necesitaba conversación, y que mientras más rápido se deshiciera de ese demonio más tranquilo estaría su corazón. Al llegar a su apartamento en el tercer piso de una torre como cualquier otra en el centro de su ciudad natal, Claudia se quita su majestuoso atuendo tras encender la calefacción y se sirve vino; día largo, decepciones amorosas y humillación nocturna no ayudan a que su vida sea fácil; pero una copa de vino y un poco de Hemingway le sacan una tímida sonrisa bastante rápido.
Así es como un día debe acabar: a solas en la intimidad de su paraíso de libros y vinos, sin nadie que le moleste. Así es como pasa sus días una doncella salvaje mientras poco a poco pega los trozos de su roto corazón. Al carajo el amor, sea ciego o no... al carajo la vida si te hace alejarte de la felicidad sin sentido...
Cansado de malgastar cuadernos en vano, surge este blog....empezó con pensamientos....aclaraciones y criticas a la vida.... Ahora es parte de mi vida, de lo que soy. Es un lugar para gritar y susurrar. Para soñar con otras realidades y comunicar cosas. Es un lugar tanto mio como de todo internet, son las memorias del lobo ingenuo después de todo.
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