La tarea de esta semana
consiste en hacer una especie de auto-biografía. Dado que odio hablar de mí
mismo, y me creo escritor… he decidido contar mi historia desde la perspectiva
de un personaje más de mis cuentos. Espero la disfruten y no me juzguen (ni me
amen demasiado) por parecer tan interesante y misterioso
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Las grandes historias tienen
grandes personajes, y los personajes de las grandes historias son importantes
no por lo que son… son importantes por lo que hacen, porque son los hechos los
que les permiten ser héroes. Las grandes historias tienen grandes personajes
que se convierten en héroes… pero las pequeñas historias también tienen
personajes, y está en especial tiene a un chico tímido y misterioso que la hace
interesante; su historia comienza 20 años atrás, en la Bogotá de finales del
siglo XX, año 1991.
Echemos un vistazo general a
los hechos previos, sus padres (con apenas un año de casados) esperan con ansias
el nacimiento de su primer hijo; el padre trabaja lejos de su esposa en un
campo de explotación petrolera y regresa al hogar cada dos o tres semanas; la
madre con su altivez y “empuje” no se queda en casa inactiva y trabaja por su
cuenta; han decidido comprar una linda casa en los suburbios de Bogotá y
comienzan su vida juntos con una felicidad inagotable.
Septiembre del 91 llego
apaciblemente y encontró a la madre, Doña Mireya como le conocen a pesar de su
corta edad, lejos de su esposo; pasa las tardes en la casa de sus hermanos o
con su suegra, y es allí precisamente donde en la noche del domingo 8 de
septiembre nuestro pequeño personaje decide hacer su aparición, durante el
embarazo Mireya no sintió molestia alguna y aunque estaba preparada desde el
mes anterior el acontecimiento le toma por sorpresa.
Un parto normal que sin embargo
debió ser diferente, el padre no estuvo allí para recibirlo, como no estaría en
muchos momentos de su vida, sin embargo el cariño inconmensurable de la madre y
familiares llena el espacio sin que tenga conciencia de que en realidad falte alguien.
<Julián David> Pronuncia
la madre orgullosa y con lagrimas en sus ojos.
<Así te llamaras, y serás un
gran hombre, para este mundo>
…
Los primeros días transcurren
apaciblemente, un telegrama es enviado hasta Arauca (donde trabaja el padre)
para anunciar la noticia, y David y su madre son llenos de cuidados y
atenciones. Algunos días después el padre llega a casa, con firmeza y amor abraza
a su familia mientras arregla el cuarto del pequeño y celebra con todos los
presentes
Esos primeros años David crece rápidamente,
la gran mayoría de la familia de Mireya es educadora, y cada uno le aconseja
maneras de impulsar el desarrollo mental de David, sin dejarse confundir y
segura de lo que hace (ya sea por instinto o razonamiento) le permite jugar,
alterna música clásica con música de su agrado y lee en voz alta para el
pequeño niño, que aunque parece no entender nada se divierte escuchando su voz
y tomando libros por su cuenta.
Desde su corta edad nuestro
personaje estuvo rodeado por libros y música que forjaría su carácter, de
afecto materno que sería incondicional y de una intermitente relación paterna,
que complicaría un poco su vida.
…
El tiempo pasa volando, y en un
abrir y cerrar de ojos David ya camina y recorre la casa a su gusto, es como un
rey en su castillo y todo lo que está a su alcance le pertenece, ¿se cae? Por
supuesto, miles de veces ( y seguirá cayéndose el resto de su vida gracias a su
falta de coordinación) pero se levanta rápidamente sin dejar que le ayuden,
parece gustarle su independencia lo que favorece a una madre trabajadora; aun
cuando su oficina tenga horarios flexibles, en las noches termina su carrera
universitaria y el pequeño inconscientemente le ayuda siendo “juicioso y
calmado” como lo describiría la vecina que lo cuida.
A sus dos años ha aprendido a
seguir la lectura y aunque es muy reservado ha dejado los balbuceos y se
enfrasca en conversaciones serias para aclarar las cosas de su mundo. En la
familia empiezan a llamarlo el chico preguntón y mientras le responden el
porqué del cielo azul, incentivan su aprendizaje con las letras y los números,
mientras gestionan en colegios cercanos su ingreso temprano al colegio.
Finalmente ingresa a sus tres años (año 1995) al colegio Psicopedagógico Villa
mayor, institución dirigida por una amiga cercana de su tía, quien está muy
pendiente de su desarrollo.
Su vida escolar siempre estuvo
marcada por la excelencia, fácilmente agrupo menciones y diplomas y adquirió
fama de chico listo y juicioso, tanto que estando a mitad de transición (o
grado cero, como es conocido en algunos lugares) su profesora no sabe qué hacer
con él. Tras reuniones con la rectora y los padres deciden que el pequeño David
(que ya tiene 6 años de edad) curse el grado primero la segunda mitad del año
1997.
Gran preocupación trajo a
nuestro pequeño protagonista esta decisión, separarse de sus amigos no seria difícil,
porque aunque hablaba con todos, nunca fue cercano a alguien (aunque ¿quién es
cercano a alguien exterior al grupo familiar a esa edad?) pero estar en un aula
nueva con gente mayor le asustaba hasta lo más profundo de su ser. Sin embargo
tras la primera semana demostró ser capaz de ir a la par, e incluso superar a
su compañeros. Desesperados sus padres entienden que ese colegio no podrá
ayudarlo mucho, y deciden intentar pruebas psicológicas para el ingreso al
instituto Alberto Merani.
Y es que, ingresar a ese
colegio en el año de 1998 era cosa dura, Pruebas psicológicas, de
conocimientos, y psicosociales para seleccionar solo los mejores estudiantes,
los que serian capaces de llevar el ritmo de aprendizaje y serian las grandes
mentes colombianas del futuro. Doña Mireya no cavia de la dicha cuando le
notificaron la admisión, su corazón de madre que desde el primer día le indico
grandes cosas para su hijo se aceleraba y se sentía mas que feliz.
David no sintió el cambio
realmente, su vida era jugar, leer y ver feliz a su madre, y solo eso le
importaba, empezó a hacer nuevos amigos, amigos de verdad y aun entre los
chicos genio logro destacar. Sin embargo la felicidad y la paz nunca son
eternas, y el costo del colegio era alto para una familia de clase media.
Habiendo gastado su fondo para la universidad, David sale con tristeza de un
lugar que le enseño a ver el mundo de otro modo, y regresa dócilmente a un ambiente
educativo normal, hace todo esto sin preocupación alguna al ver sonreír a su
madre, que empieza a preocuparse por los años venideros, profesional desde hace
algunos años se independiza (laboralmente claro está) para poder dedicar más
tiempo a su hijo y complementar su aprendizaje.
Su esposo, ha renunciado de un
empleo que lo alejo de la infancia de su hijo y regresa a casa para empezar una
nueva etapa en el camino; sin embargo el lazo padre e hijo difícilmente
construido a lo largo de los años es muy frágil y este fallo hará que su relación
nunca prospere.
…
Es el año 2001 y gracias a un programa
especial de la secretaria de educación distrital, David inicia sus estudios de
bachillerato en el colegio Nicolás Esguerra, complementando su aprendizaje con
profesores de su antiguo colegio en la jornada opuesta. David siempre había
resaltado sin notarlo, pero al ingresar a un ambiente como esos, tan joven, con
una salud delicada y siendo siempre el más pequeño le hizo tomar conciencia de
su diferencia, lo que su madre siempre supo; no era igual a los demás.
No vale la pena hablar mucho
sobre su paso por el colegio, porque fue más de lo mismo, David supero todas
las pruebas cognitivas que le presentaron siendo el primero de su clase, aun
cuando siempre tuvo dificultades en deportes. Desarrollo un gusto por las artes
y la ciencia, y empezó a entrever una dualidad en su mente. Su racionalidad se
contrasto con la subjetividad de las artes y se planteo existencialismos impensables.
En cuanto a su vida familiar,
todo fue en orden, cuando pidió un hermano menor, no lo hizo pensando en un
compañero de juegos, lo pidió para entender el proceso de crianza, para tener a
alguien a quien proteger, para satisfacer su ansia de vivir. Y no solo llego
uno, dos hermanos menores muy seguidos lograron despertar a David de un influjo
de monotonía en casa y se convirtió para esos dos niños en padre suplente y
hermano mayor consagrado.
No tan positivo como su madre,
David entendió que le faltaban dos cualidades para triunfar: no era
competitivo, porque nunca necesito competir, y tampoco ambicioso, su
conformismo lo llevo, si se quiere ver así, a un estancamiento. Y es por esto
que, aun cuando no era su responsabilidad, David asumió ese rol de
padre/hermano con una sonrisa en su rostro, los niños son el futuro de cada
sociedad, y él lo entendió como su futuro propio.
Termino sus estudios siendo
graduado con honores y leyendo un discurso poco convincente pero muy conmovedor
sobre mirar al futuro. Es el año 2006 y David desarrollo una personalidad
introvertida y callada, racional y pasiva, negativa y excluyente. Se encerró en
su propio circulo para no dejar salir su negativismo, pero impidiendo que los demás
llegaran a su ser. Una coraza protectora que se rompería con el tiempo… siempre
estudiando para ver la sonrisa materna, siempre escapando con la lectura y la música
a todo volumen del mundo.
A finales de ese mismo año
decide lo que sería su futuro, prácticamente al azar, y es así como el primer
semestre del 2007 se encuentra inscrito en arquitectura en la Universidad
Nacional de Colombia, sin saber cómo o porque realmente La universidad le abrió
sus puertas con todo lo que la libertad le ofrecía, y aunque desechó toda clase
de vicios y malas influencias su propio espíritu peleo por salir y rebelarse.
Dejo de vivir por su madre o sus hermanos, David descubrió a sus 16 años lo que
todos los adolecentes, un mundo donde el
yo prima sobre cualquier otra cosa.
Descubrió los encantos del
amor… y por supuesto los placeres que este trae. Se enamoro perdidamente de una
chica, que lo boto, y sin embargo siguió confiando en el amor. No descuido sus
estudios, y siempre fue buen en la teoría, pero la práctica y el diseño no
cuadraban con su nueva perspectiva de la vida, había aprendido a ser feliz por
y para sí mismo, y el trabajo arduo y la esclavitud con la carrera no le
llegaba. Finalmente entendió que si debía estudiar por sí mismo y por su
futuro, la arquitectura que tanto amaba y quería no era el camino y con ayuda
de profesores y directivas de la Nacional. Descargo sus frustraciones en buenas
amistades y escribiendo. Primero en Facebook y luego en su blog personal (http://memoriaslobunasdaveblack.blogspot.com/) Escribió imitando a sus grandes héroes….. y se convirtió
en un pequeño semihéroe para sus amigos,
estudio la lengua inglesa hasta cansarse y finalmente tras peleas
familiares y discusiones decidió estudiar algo que lo haría feliz.
Entendió que era cierto, que tal vez no sería el gran
hombre para el planeta que quería su madre soñó el primer día, pero decidió
hacer lo posible para construir un mundo mejor para sus hermanos, decidió
modificar de algún modo su mundo desde la cultura, decidió cambiar todo
educando. Decidió ser maestro para vivir.
En la actualidad David, o Dave
como prefiere que lo llamen, sigue viviendo para ver sonreír a sus hermanos,
sigue sin tener una relación decente con su padre y ha ampliado su círculo
social. Está felizmente enamorado de un chico, sincero e inteligente y son muy
optimistas con su futuro. No será el
hombre más feliz del planeta…..y probablemente haya dejado de ser el más listo
de su círculo, pero una cosa es segura, será un gran hombre, cueste lo que le
cueste…. Después de todo, tiene muchas cosas por las cuales vivir.
David Martínez Hernández
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