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martes, 15 de noviembre de 2011

Las Diosas hermanas del Firmamento ….


                                                                                              Leyenda de Fiore, tradición del templo

La luz del sol naciente sobre la colina, es simplemente asombrosa, todos los seres vivos parecen rendir tributo a la Diosa solar con su inmovilidad, por unos instantes el tiempo parece detenerse y solo la poderosa estrella domina el espacio. Finalmente ha aceptado aparecer en el reino mortal; su generosidad y cariño, así como su energía y alegría  les permite soñar, los obliga a vivir.

Nadie puede negar el entusiasmo y la armonía con la que la divina estrella danza en el firmamento, lo hace suyo con cada movimiento. Al finalizar la función, agotada, la gran diosa se retira en el horizonte en donde descansa para que el día siguiente todos vuelvan a asombrarse con su fulgor y brillo sin igual.
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Mientras su hermana dormita apaciblemente la Luna, hermosa y serena, sale a escena; pero no de la misma deslumbrante manera de la gran Diosa solar, con calma y elegancia recorre la noche tomando el brillo de los demás y haciéndolo suyo, lentamente recorriendo el oscuro cielo hace que los enamorados artistas suspiren al verla pasar y que los agobiados coyotes aúllen por su libertad a la pálida Diosa.
Siempre cambiante y silenciosa la gran Luna suele elegir a un mortal cada noche y hechizarlo, dominar su alma, atrapar sus sueños y alimentarse de sus esperanzas. Donde su hermana irradia alegría y esperanzas, admiración y benevolencia, ahí es donde la gran Diosa Lunar acecha. El juego es simple y con el seleccionan  los sueños reales y los separan de las ilusione vagas e inútiles .

La blanca diosa Luna no es mala, nadie puede atreverse siquiera a plantearlo, su labor diaria es neutral y necesaria. Su trabajo consiste en valorar los pensamientos de cada mortal, inspirarlos y ayudar a lograrlos si son validos y pueden generar un buen futuro; destrozarlos cruelmente si son simples ilusiones, para que su hermana Sol vuelva a plantar las semillas de un nuevo sueño.
Ninguna de las dos diosas puede ser eliminada, las diosas hermanas del firmamento dominan el mundo, ambas necesarias para controlar a los mortales, ambas temerarias al atreverse a cambiar las cosas. Los sueños humanos forjaran el mañana, y por esto solo los mejores deberán hacerlo. La gran Luna omnipotente será juez por siempre, solemne y sombría cada noche … 

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