Y
entonces, surgida de la nada, la niebla les envolvió súbitamente.
Un
escalofrío recorrió sus cuerpos y heló sus corazones, el aire se hizo denso y
molesto, y sin poder confiar en sus sentidos; siguieron caminando.
No
era cuestión de orgullo, era la firme convicción que la niebla se disiparía adelante,
donde fuera que los llevara ese camino; sin saber a dónde ir, y con una presión
anormal en su alma cada quien siguió su camino, intuyendo el del otro, descubriendo
el propio.
Esa
terrible mañana de invierno sus caminos se apartaron, ese gélido amanecer
congeló sus lágrimas antes de que surgieran y les endureció el carácter, ese día
en pocas horas algo se rompió.
<No
mires atrás> una molesta advertencia que incluso Orfeo desde tiempos mitológicos no pudo cumplir… una
decisión desacatada, un regreso ciego sobre sus pasos, se convirtió en una
huida … Sin obedecer la orden intensa de su razón, regresaron y dieron vueltas
en círculos; estando tan cerca de la luz, decidieron regresar el uno por el
otro. Un acuerdo tácito, más no casual.
Porque
la luz después de aquella niebla, no tendría sentido sin su compañía, se
dijeron.
Porque
bien valía la pena perderse en ese frío infernal, si la esperanza del
reencuentro estaba viva.
Porque
sin importar cuantas vueltas dieran en aquel desierto lugar, constantemente veían
sus huellas y las de ese alguien que esperaban hallar.
Porque
decidieron seguir sin descanso hasta encontrarse.
De
la misma manera irreal y repentina con
que apareció, la niebla se fue en el momento en que sus manos se tocaron, cuando
sus labios se unieron y sus sentidos despertaron; ahora, sin distracciones ni obstáculos
se tenían uno al otro, se pertenecían; y aunque eran diferentes a cuando
empezaron, aún cuando seguirían cambiando, entendieron que nada mas importaba.
La
luz recupero su tonalidad y permitió vislumbrar sobre la arena el mensaje
escrito por sus huellas, un <Te extraño>
La
misma luz que seguiría iluminando su sendero, permitió ver como el viento
borraba esas palabras, como lo antes roto daba paso a algo más fuerte.
Esa
luz era el inicio y el fin de su camino… la hermosa luz de una mañana invernal.